Hay que seguir a Marc Bernabé. Desde su Mangaland nos ilumina sobre las novedades más interesantes que se están gestando en Japón, y parece que esa luz llega con intensidad a los editores españoles, que licencian muchas de las obras que aparecen en la bitácora de este experto traductor de manga. Es el caso de ‘Cibercafé a la deriva’ (Milky Way Ediciones), del prometedor Shuzo Oshimi. Un ‘remake’ del clásico ‘Aula a la deriva‘ de Kazuo Umezu, pero que, si en esta los protagonistas eran niños, aquí pone a lidiar con el apocalipsis a un grupo de adultos.

Dado que el manga de Kazuo Umezu, a pesar de su calidad, pasó con más pena que gloria por las librerías españolas, viene a cuento recordar la premisa de la historia. En ‘Aula a la deriva‘ se narra cómo un colegio y todos sus ocupantes, tras un tremendo estruendo, aparece entero en medio de un paraje totalmente desolado. Sin saber cómo ni dónde están, los niños deberán enfrentarse a sus miedos y a los terribles peligros que acechan en este mundo desconocido. Shuzo Oshimi se basa en el mismo concepto, pero cambia la escuela por un cibercafé, y a los niños por unos adultos que, como cabe esperar en clientes nocturnos de uno de estos característicos negocios japoneses, son bastante peculiares.

El protagonista de la historia es Toki, un administrativo de 30 años cuya mujer espera a su primer hijo. Toki no acaba de asimilar su futura paternidad, y no se quita de la cabeza las oportunidades amorosas que ha dejado pasar a lo largo de su vida. Su actitud le acarrea una bronca con su esposa, así que cuando sale de la oficina tiene pocas ganas de volver a casa y se mete en un cibercafé. Allí -oh, casualidad- coincide con su antiguo amor del instituto, Kaho Tôno, lo que echa más leña al fuego de sus dudas.

En esas estamos cuando lo que parece ser una terrible tormenta azota al cibercafé, que pierde la conexión con Internet y la cobertura de móvil. Con los bajos del negocio inundados, a los clientes solo les queda pasar la noche en el local y esperar a que se retiren las aguas… Cuál será su sorpresa cuando al día siguiente descubren que el edificio entero ha aparecido en medio de un desolador paisaje. Toki, Kaho y el grupo de hombres y mujeres que han quedado atrapados en esta realidad deberán asumir la nueva situación, y luchar por la supervivencia tanto entre ellos como frente a las extrañas criaturas que habitan este inhóspito mundo.

Aunque solo se ha publicado el primer tomo de los siete que componen la colección, en esta entrega ya se atisba que Oshimi va a exprimir al máximo  el concepto original, incrementando si cabe el grado de horror y dramatismo de las situaciones, Los adultos, libres de ataduras y convenciones sociales, darán rienda suelta a sus más bajos instintos. Con un punto de partida tan interesante, las primeras páginas de ‘Cibercafé a la deriva’ llevan irremediablemente a querer saber cómo sigue la historia.

Sin embargo, el análisis no estaría completo sin comparar la obra de Shuzo Oshimi con la original de Kazuo Umezu. Aquí es donde ‘Cibercafé a la deriva’, por lo menos en su primer número, sale un tanto menoscabada. Más allá de la edad de los actores, la gran diferencia está en la capacidad de horrorizar de una y otra obra. Umezu, con una narración bastante dilatada, que tensaba las situaciones hasta el paroxismo, tenía un estilo de dibujo bastante setentero y algo tosco, rotundamente exagerado, pero increíblemente eficaz para transmitir miedo. Oshimi, en cambio, dibuja de forma más de acuerdo a los cánones actuales del manga, pero con mucha menor carga dramática. No es tanto que sea peor como diferente; los escasos lectores que tuvo en su momento ‘Aula a la deriva’ notarán el cambio, mientras que los que descubran por primera vez esta historia la podrán disfrutar sin prejuicios.

En cualquier caso ‘Cibercafé a la deriva’ es una apuesta acertada, y la primera oportunidad de ver en España la obra de Shuzo Oshimi, del que pronto Norma publicará ‘Aku no Hana’ (‘Las flores del mal’). Hay que felicitar a  Milky Way Ediciones por la impecable edición de este manga (aunque se echa de menos algún texto para contextualizar la obra), que convierte a este joven sello asturiano en digno candidato a suplir el hueco en el mercado del manga que dejó EDT con su precipitado cierre.